LA
RAZÓN – Lima, 07 de mayo de 2023
DEL RESPETO AL DESPRECIO
Por
Antero Flores-Araoz
Se
está haciendo costumbre, no solo en nuestro país sino en gran parte
del mundo, que quien está en el ejercicio de la Presidencia de los
países o del Gobierno, pase del respeto de sus nacionales durante la
conducción del poder al irrespeto y diría que, hasta el desprecio
cuando deja el alto cargo al que había sido encumbrado.
Con
razón o sin ella, se convierte en una pesadilla el dejar el poder,
pues de inmediato como si se disparase un resorte caen
investigaciones, acusaciones, denuestos y desprecios y, hasta
carcelería.
Si el gobernante fue corrupto, en buena hora que lo
persigan las siete plagas de Egipto, pero si no lo fue, el solo hecho
que suceda con quienes han actuado desde el poder correctamente,
desincentiva a personas honorables para entrar en actividad
política.
Decíamos que lo señalado no solo es en el Perú,
sino en muchísimas latitudes y, nos estamos acostumbrando a ver
noticias como la del allanamiento a la casa de Bolsonaro, cuando no
que incautaron la vivienda de tal o cual gobernante y muchas acciones
que atentan contra el prestigio de quienes actuaron bien.
Es
evidente que el buen comportamiento, además de eficiencia y éxito
en el cumplimiento de los deberes, hace que los gobernantes que dejan
de serlo sigan siendo reconocidos en sus respectivos países y en el
mundo entero. Recordemos el caso de Winston Churchill, de Margaret
Thatcher, de Konrad Adenauer, de Angela Merkel y de Barack Obama,
entre varios otros.
Incluso los gobernantes que actuaron bien y
dejaron huella positiva, mientras vivan, serán referentes en sus
respectivos países, serán consultados, opinarán y, podrán dar
consejos a los gobernantes que lleguen a ocupar el despacho que
dejaron.
Que maravilloso sería en nuestra patria contar con
expresidentes, que habiendo ejercido con rectitud y eficiencia el
cargo y que siguieran residiendo en el Perú, fuesen nuestros
referentes. Sin embargo, la realidad es triste, no solo no se les
puede consultar sino que algunos están sufriendo carcelería, otros
con limitaciones procesales y algunos otros diría que hasta con
limitaciones cognoscitivas.
Evidentemente si es que no tenemos
buenos gobernantes tampoco podremos tener buenos exgobernantes, por
lo que hay que llamar a la responsabilidad ciudadana para que se
informen adecuadamente antes de emitir su voto en las elecciones que
periódicamente se convocan, sean ellas presidenciales,
parlamentarias, regionales o locales, pues lo señalado en anteriores
párrafos sobre la conveniencia de tener referentes nacionales,
también es de aplicación a los ámbitos regionales y
locales.
Tengamos presente que si hay malos gobernantes, incluso
corruptos, la responsabilidad no solo es de quien actúa mal en los
cargos públicos que ejercen, sino que es una responsabilidad
compartida con quienes irrazonablemente los eligieron.
El
votante tiene que informarse bien, conocer los antecedentes de los
candidatos, su experiencia en la cosa pública y su aptitud para el
ejercicio de la función que pretende. Si es que no lo hace, que no
se queje y a llorar al muro de los lamentos.